VALOR ESTRATÉGICO DE LA BIODIVERSIDAD
Las lomas son ecosistemas encontrados solo en las costas de Perú y Chile, desde Trujillo hasta Coquimbo; ubicados entre casi la línea del mar y hasta los 1000 m.s.n.m., ocupando a modo de parches, pampas, colinas y cerros de porte bajo. Están caracterizados por una vegetación fuertemente estacional, que se desarrolla durante el invierno austral, debido al aprovechamiento que hacen las plantas de la humedad presente en las abundantes nieblas que llegan desde el mar y son originadas por el enfriamiento de las aguas del Pacífico por influencia de la Corriente Peruana y del Anticiclón del Pacífico Sur.
Esta vegetación ha sabido, a lo largo de miles de años, adaptarse a las fuertes y cambiantes condiciones que le brinda el desierto. Durante el invierno un manto de nieblas, bajas temperaturas y menor exposición solar; y en el verano, altísimas temperaturas sin nieblas y una exposición solar continua, típico de un desierto. A pesar de ello, ha sabido prevalecer y albergar la impresionante cifra de 1400 especies, con un promedio de endemismo (es decir, que solo se encuentran de modo natural en este ecosistema) del 20%, que dan albergue y sustento a numerosas especies de insectos, reptiles, aves y mamíferos, los que completan un paisaje de inusual belleza para la costa y, cuestión importante e intrínseca de todo ecosistema natural, forman complejas redes de interacción aún desconocidas para el hombre.
Es importante mencionar así mismo, que la historia de las lomas costeras, también es parte de la historia de los hombres de la costa del antiguo Perú. Se estima que esta relación data al menos desde el año 10 000 A.C., y a lo largo de los años, ha visto pasar numerosos pueblos los cuales fueron desarrollando distintas actividades en ella. Pasando desde la recolección de frutos, caracoles y la caza de animales (venados, perdices, palomas, etc.) para la subsistencia, llegando a modelos de cultivos en andenes donde se producía yuca, camote o papa, y al aprovechamiento de los abundantes pastos invernales por el ganado. La cultura Ichma, que ha dejado numerosos rastros de su actividad, es uno de los tantos grupos humanos de importancia al que las lomas ha surtido y albergado por muchos años y forman parte del legado cultural digno de reconocimiento y admiración por parte de todos los limeños y en general, de todo habitante de las costas desérticas.
Aparentemente, es recién con la llegada de los españoles, que esta historia de ocupación y uso racional es quebrada, empezando las grandes desgracias para estos ecosistemas. La desmedida producción de carbón y hogares a partir de la madera de especies de lomas; la excesiva cantidad de ganado vacuno, equino y ovino que impuso una presión más de la soportable a los pastos de lomas; las ominosas jornadas de caza de animales que menguaron su cantidad dramáticamente; llevaron, poco a poco, a destruir parte de las lomas, y degradar otras, siendo casi inexistentes las áreas de lomas que han podido mantener características de tiempos prehispánicos.
Esta vegetación ha sabido, a lo largo de miles de años, adaptarse a las fuertes y cambiantes condiciones que le brinda el desierto. Durante el invierno un manto de nieblas, bajas temperaturas y menor exposición solar; y en el verano, altísimas temperaturas sin nieblas y una exposición solar continua, típico de un desierto. A pesar de ello, ha sabido prevalecer y albergar la impresionante cifra de 1400 especies, con un promedio de endemismo (es decir, que solo se encuentran de modo natural en este ecosistema) del 20%, que dan albergue y sustento a numerosas especies de insectos, reptiles, aves y mamíferos, los que completan un paisaje de inusual belleza para la costa y, cuestión importante e intrínseca de todo ecosistema natural, forman complejas redes de interacción aún desconocidas para el hombre.
Es importante mencionar así mismo, que la historia de las lomas costeras, también es parte de la historia de los hombres de la costa del antiguo Perú. Se estima que esta relación data al menos desde el año 10 000 A.C., y a lo largo de los años, ha visto pasar numerosos pueblos los cuales fueron desarrollando distintas actividades en ella. Pasando desde la recolección de frutos, caracoles y la caza de animales (venados, perdices, palomas, etc.) para la subsistencia, llegando a modelos de cultivos en andenes donde se producía yuca, camote o papa, y al aprovechamiento de los abundantes pastos invernales por el ganado. La cultura Ichma, que ha dejado numerosos rastros de su actividad, es uno de los tantos grupos humanos de importancia al que las lomas ha surtido y albergado por muchos años y forman parte del legado cultural digno de reconocimiento y admiración por parte de todos los limeños y en general, de todo habitante de las costas desérticas.
Aparentemente, es recién con la llegada de los españoles, que esta historia de ocupación y uso racional es quebrada, empezando las grandes desgracias para estos ecosistemas. La desmedida producción de carbón y hogares a partir de la madera de especies de lomas; la excesiva cantidad de ganado vacuno, equino y ovino que impuso una presión más de la soportable a los pastos de lomas; las ominosas jornadas de caza de animales que menguaron su cantidad dramáticamente; llevaron, poco a poco, a destruir parte de las lomas, y degradar otras, siendo casi inexistentes las áreas de lomas que han podido mantener características de tiempos prehispánicos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario